Con este sugerente título, sacado de la justificación con la que el Ministerio de Cultura concede la medalla de las Bellas Artes a Francisco Rivera Ordóñez, comienza el artículo que nuestro compañero Ramón Rozas publica en el Diario de Pontevedra del jueves 12 de marzo de 2009.
Si no has tenido oportunidad de leerlo aquí lo tienes, merece la pena: